Factores instrumentales de la economía circular
Tal como se señala en EEA (2016), la transición a una economía circular requiere cambios fundamentales en muchas áreas diferentes del sistema socio-económico vigente. A continuación se identifican algunos de los factores instrumentales técnicos, económicos o sociales más importantes que guían y aceleran el proceso de transición.
Modelos innovadores de negocio
En el número correspondiente a abril de 2013, la revista Fast Company destaca los siguientes cinco modelos de negocio que están contribuyendo a hacer de la economía circular una realidad en el mundo de los negocios:
Sistemas productos-servicios. Un sistema productos servicios consiste en una mezcla de productos tangibles y servicios intangibles, diseñados y combinados de manera que, conjuntamente, sean capaces de satisfacer las necesidades finales del consumidor. Este concepto se apoya en dos pilares: (i) se toma la funcionalidad o satisfacción que el usuario quiera alcanzar como punto de partida del desarrollo del negocio (en lugar de la propiedad del producto como forma de satisfacer la necesidad), (ii) se elabora el sistema de negocio que proporciona tal funcionalidad con una mentalidad de «terreno no urbanizado», en lugar de tomar como dadas e inamovibles las estructuras y rutinas existentes y la posición de la propia empresa (Tukker y Tischner, 2006).
Existen diferentes tipos de sistemas productos-servicios: a) servicios orientados al producto, que simplemente añaden servicios, tales como acuerdos para mantenimiento o devoluciones, al sistema de producto existente; b) servicios orientados al uso, como arrendamiento, uso compartido o utilización en grupo; c) servicios orientados al resultado, que proporcionan resultados concretos, como por ejemplo la creación de un ambiente agradable en la oficina (Tukker y Tischner, 2006).
Por ejemplo, Vodafone lanzó en noviembre de 2012 el Red – Hot Plan que consiste en alquilar el último modelo de teléfono móvil por un año, pagando una determinada cantidad cada mes. De esta manera, cada año el cliente puede seguir cambiando el teléfono por una nueva versión. De esta forma, Vodafone está comprometida a recoger el teléfono usado y además crea relaciones más profundas y duraderas con sus clientes. El cliente siempre tiene su teléfono para su uso, aunque nunca es de su propiedad.
Segunda vida de materiales y productos. La segunda vida de materiales y productos funciona cuando una compañía puede recuperar y re-acondicionar, de manera eficiente, sus productos después de su uso, y entonces poner los mismos productos en el mercado para obtener de esta manera un segundo o tercer ingreso.
Por ejemplo, Tata Motors Assured es una marca (dedicada a coches de segunda mano) de Tata Motors Limited, la mayor compañía de coches de India. Los coches son cuidadosamente seleccionados y renovados en los talleres de Tata, pasando después por un proceso de certificación. A los clientes incluso se les ofrecen opciones de financiación y garantía.
Transformación de producto. No todos los productos pueden ser reacondicionados en su totalidad, pero la mayor parte de productos tiene ciertos componentes que tienen un alto valor. Los materiales (más que los productos) tienen a menudo un componente incrustado de energía que los hace incluso más valiosos que sus fuentes vírgenes. Con el diseño adecuado y capacidades de reelaboración, pueden ser puestos juntos para formar nuevos productos. En eso consiste la transformación de producto.
Por ejemplo, en BMW ciertos clientes pueden ahorrar un 50% en costes por compra de partes reelaboradas, en comparación con las correspondientes nuevas. El cliente puede tener exactamente las mismas especificaciones de calidad de una parte nueva BMW y estar sujeto a la misma garantía de 24 meses.
Reciclaje 2.0. La innovación en tecnología de reciclaje (Reciclaje 2.0) está evolucionando rápidamente y hace posible la producción de bienes de alta calidad con resultados fantásticos en cuanto a sostenibilidad.
Por ejemplo, Starbucks está actualmente tratando de pasar de miles de toneladas de sus restos de comida y posos de café a productos de uso diario, utilizando bacterias para generar ácido succínico, que puede ser usado en una gama de productos como detergentes, bio-plásticos o medicamentos.
Consumo colaborativo. El consumo colaborativo (o economía colaborativa) se define como una interacción entre dos o más personas, a través de medios digitalizados o no, que satisface una necesidad real o potencial de alguna (o algunas) de ellas. El término fue acuñado por primera vez por Ray Algar en un artículo publicado en el boletín Leisure Report en el año 2007, pero comenzó a popularizarse con la publicación del libro de Bostman y Rogers en 2010. Estos autores señalan que los cuatro factores clave que impulsaron al consumo colaborativo fueron los siguientes:
1) una creencia renovada en la importancia de la comunidad, 2) un torrente de redes sociales de igual a igual con tecnologías en tiempo real, 3) presión por problemas ambientales no resueltos, 4) una recesión económica mundial.
Se distinguen tres sistemas de consumo colaborativo: 1) mercados de redistribución, cuando se toma un artículo usado que tenía dueño y se pasa de un lugar en el que no es necesario a otro lugar o a otra persona donde si lo es, pero sin que se tenga que poseer el producto, 2) estilo de vida colaborativo: intercambio de recursos como dinero, habilidades y tiempo, 3) servicio de producto: pagar por el beneficio del producto.
Las plataformas digitales establecen un marco en el que los usuarios pueden interactuar entre ellos en la misma plataforma. Los usuarios seleccionan el rol que desean en cada momento, o varios roles simultáneamente (por ejemplo, vendedor y comprador) en un sistema abierto y dinámico. Normalmente existe un sistema de evaluación entre usuarios mediante el cual adquieren una reputación y con ella la confianza necesaria para seguir llevando a cabo la actividad que desean. Cuanto mayor sea el número de usuarios que exista en la plataforma digital mayor valor tendrá la misma, los usuarios tendrán más posibilidades de elección y desarrollo, serán mejor evaluados, y la confianza estará más contrastada (Wikipedia-España).
Ejemplos:
Airbnb es un servicio online que pone en relación a gente que busca alquileres vacacionales con anfitriones que acogen y tienen espacio. Hoy día tiene más de 200.000 entradas en más de 191 países y más de 26.000 ciudades.
ThredUP permite conseguir ropa para niños como nueva a partir de familias a cuyos niños se les ha quedado pequeña la ropa al crecer.
Peerby es una plataforma online que pone en relación a personas con necesidad temporal de un objeto específico con otra que lo tiene y está dispuesta a prestarlo sin cobrarle por ello. Desde que empezó en el año 2011 Peerby ha hecho posible la transacción mediante préstamo de 300.000 transacciones entre sus 100.000 miembros.
Eco-diseño y Diseño para la sostenibilidad
Tal como se señala en EEA (2016), la transición a una economía circular requiere cambios fundamentales en muchas áreas diferentes del sistema socio-económico vigente. A continuación se identifican algunos de los factores instrumentales técnicos, económicos o sociales más importantes que guían y aceleran el proceso de transición.
Modelos innovadores de negocio
En el número correspondiente a abril de 2013, la revista Fast Company destaca los siguientes cinco modelos de negocio que están contribuyendo a hacer de la economía circular una realidad en el mundo de los negocios:
Sistemas productos-servicios. Un sistema productos servicios consiste en una mezcla de productos tangibles y servicios intangibles, diseñados y combinados de manera que, conjuntamente, sean capaces de satisfacer las necesidades finales del consumidor. Este concepto se apoya en dos pilares: (i) se toma la funcionalidad o satisfacción que el usuario quiera alcanzar como punto de partida del desarrollo del negocio (en lugar de la propiedad del producto como forma de satisfacer la necesidad), (ii) se elabora el sistema de negocio que proporciona tal funcionalidad con una mentalidad de «terreno no urbanizado», en lugar de tomar como dadas e inamovibles las estructuras y rutinas existentes y la posición de la propia empresa (Tukker y Tischner, 2006).
Existen diferentes tipos de sistemas productos-servicios: a) servicios orientados al producto, que simplemente añaden servicios, tales como acuerdos para mantenimiento o devoluciones, al sistema de producto existente; b) servicios orientados al uso, como arrendamiento, uso compartido o utilización en grupo; c) servicios orientados al resultado, que proporcionan resultados concretos, como por ejemplo la creación de un ambiente agradable en la oficina (Tukker y Tischner, 2006).
Por ejemplo, Vodafone lanzó en noviembre de 2012 el Red – Hot Plan que consiste en alquilar el último modelo de teléfono móvil por un año, pagando una determinada cantidad cada mes. De esta manera, cada año el cliente puede seguir cambiando el teléfono por una nueva versión. De esta forma, Vodafone está comprometida a recoger el teléfono usado y además crea relaciones más profundas y duraderas con sus clientes. El cliente siempre tiene su teléfono para su uso, aunque nunca es de su propiedad.
Segunda vida de materiales y productos. La segunda vida de materiales y productos funciona cuando una compañía puede recuperar y re-acondicionar, de manera eficiente, sus productos después de su uso, y entonces poner los mismos productos en el mercado para obtener de esta manera un segundo o tercer ingreso.
Por ejemplo, Tata Motors Assured es una marca (dedicada a coches de segunda mano) de Tata Motors Limited, la mayor compañía de coches de India. Los coches son cuidadosamente seleccionados y renovados en los talleres de Tata, pasando después por un proceso de certificación. A los clientes incluso se les ofrecen opciones de financiación y garantía.
Transformación de producto. No todos los productos pueden ser reacondicionados en su totalidad, pero la mayor parte de productos tiene ciertos componentes que tienen un alto valor. Los materiales (más que los productos) tienen a menudo un componente incrustado de energía que los hace incluso más valiosos que sus fuentes vírgenes. Con el diseño adecuado y capacidades de reelaboración, pueden ser puestos juntos para formar nuevos productos. En eso consiste la transformación de producto.
Por ejemplo, en BMW ciertos clientes pueden ahorrar un 50% en costes por compra de partes reelaboradas, en comparación con las correspondientes nuevas. El cliente puede tener exactamente las mismas especificaciones de calidad de una parte nueva BMW y estar sujeto a la misma garantía de 24 meses.
Reciclaje 2.0. La innovación en tecnología de reciclaje (Reciclaje 2.0) está evolucionando rápidamente y hace posible la producción de bienes de alta calidad con resultados fantásticos en cuanto a sostenibilidad.
Por ejemplo, Starbucks está actualmente tratando de pasar de miles de toneladas de sus restos de comida y posos de café a productos de uso diario, utilizando bacterias para generar ácido succínico, que puede ser usado en una gama de productos como detergentes, bio-plásticos o medicamentos.
Consumo colaborativo. El consumo colaborativo (o economía colaborativa) se define como una interacción entre dos o más personas, a través de medios digitalizados o no, que satisface una necesidad real o potencial de alguna (o algunas) de ellas. El término fue acuñado por primera vez por Ray Algar en un artículo publicado en el boletín Leisure Report en el año 2007, pero comenzó a popularizarse con la publicación del libro de Bostman y Rogers en 2010. Estos autores señalan que los cuatro factores clave que impulsaron al consumo colaborativo fueron los siguientes:
1) una creencia renovada en la importancia de la comunidad, 2) un torrente de redes sociales de igual a igual con tecnologías en tiempo real, 3) presión por problemas ambientales no resueltos, 4) una recesión económica mundial.
Se distinguen tres sistemas de consumo colaborativo: 1) mercados de redistribución, cuando se toma un artículo usado que tenía dueño y se pasa de un lugar en el que no es necesario a otro lugar o a otra persona donde si lo es, pero sin que se tenga que poseer el producto, 2) estilo de vida colaborativo: intercambio de recursos como dinero, habilidades y tiempo, 3) servicio de producto: pagar por el beneficio del producto.
Las plataformas digitales establecen un marco en el que los usuarios pueden interactuar entre ellos en la misma plataforma. Los usuarios seleccionan el rol que desean en cada momento, o varios roles simultáneamente (por ejemplo, vendedor y comprador) en un sistema abierto y dinámico. Normalmente existe un sistema de evaluación entre usuarios mediante el cual adquieren una reputación y con ella la confianza necesaria para seguir llevando a cabo la actividad que desean. Cuanto mayor sea el número de usuarios que exista en la plataforma digital mayor valor tendrá la misma, los usuarios tendrán más posibilidades de elección y desarrollo, serán mejor evaluados, y la confianza estará más contrastada (Wikipedia-España).
Ejemplos:
Airbnb es un servicio online que pone en relación a gente que busca alquileres vacacionales con anfitriones que acogen y tienen espacio. Hoy día tiene más de 200.000 entradas en más de 191 países y más de 26.000 ciudades.
ThredUP permite conseguir ropa para niños como nueva a partir de familias a cuyos niños se les ha quedado pequeña la ropa al crecer.
Peerby es una plataforma online que pone en relación a personas con necesidad temporal de un objeto específico con otra que lo tiene y está dispuesta a prestarlo sin cobrarle por ello. Desde que empezó en el año 2011 Peerby ha hecho posible la transacción mediante préstamo de 300.000 transacciones entre sus 100.000 miembros.
Prolongar el tiempo de vida útil de productos
La prolongación del tiempo de vida útil de productos es un elemento importante de la economía circular, siendo la reutilización de productos y sus componentes, la reparación, actualización, reelaboración y el remarketing algunas de sus estrategias clave. La reutilización conserva los activos físicos de las materias primas, así como la energía incrustada en productos y componentes (EEA, 2016).
El Séptimo Programa de Acción Comunitario en materia de Medio Ambiente de la Unión Europea, de 20 de noviembre de 2013 (VII PMA), establece el siguiente objetivo prioritario nº 2: convertir a la Unión en una economía hipocarbónica, eficiente en el uso de los recursos, ecológica y competitiva. En el marco de dicho objetivo, señala en el artículo 36 que el marco político de la Unión debe garantizar que los productos prioritarios comercializados en su mercado hayan sido objeto de un «ecodiseño» que permita optimizar la eficiencia en el uso de recursos y materiales. Se ha de tener en cuenta, entre otras cosas, su durabilidad, reparabilidad, posibilidad de reutilización, reciclabilidad, el contenido reciclado y el ciclo de vida del producto (UE, 2013).
Lacy y Rutqvist (2015) han estudiado empresas que siguen el modelo de prolongación del tiempo de vida útil de sus productos y han identificado las seis actividades primarias siguientes, que hacen posible que una empresa incremente el valor y aprovechamiento de productos que en otro caso hubieran sido desechados:
1. Fabricar para durar. Se trata de crear productos de alta calidad, muy duraderos, dirigidos a clientes que están dispuestos a pagar un precio más alto por la calidad, y a clientes que acceden a productos más duraderos a través de modelos de pago alternativos, tales como el pago por servicio.
2. Acondicionamiento, renovación. Restaurar productos usados, dirigidos a clientes que son sensibles al precio, y que no les importa comprar productos que no son nuevos y que a menudo tienen garantías y servicios complementarios similares a los nuevos. También incluye reelaboración de productos.
3. Transacciones por las cuales se da un artículo usado como parte de pago de otro artículo. Mercados de segunda mano.
4. Actualización: se trata de incorporar características nuevas, funcionalidad o moda, en lugar de reemplazar el núcleo del producto. Dirigido a clientes más interesados en consumir contenido, funciones y estilo que en los propios productos.
5. Repuesto. Se trata de reemplazar una función que se agota más rápidamente que el producto. También habría que incluir el caso de volver a llenar un recipiente (una garrafa o depósito, por ejemplo).
6. Reparación.
Lacy y Rutqvist (2015) también distinguen tres roles potenciales que pueden tomar las empresas que siguen este modelo de negocio:
1º Las industrias manufactureras que crean los productos actuales.
2º El rol de una compañía que pasa a ser un canal. En este caso, las empresas establecen y operan una comunidad o plataforma que ayuda a encontrar demanda (y oferta) para productos infrautilizados o sin utilizar, extendiendo la vida útil de cada unidad.
3º Compañía como campo de servicio que proporciona servicio de reparación, actualización, acondicionamiento o mantenimiento.
Un ejemplo de integración de la reutilización en el modelo de negocio de las empresas se encuentra en la AFRA (Aircraft Fleet Recycling Association), una asociación sin ánimo de lucro, creada inicialmente por 11 compañías aéreas para presentar una alternativa de sostenibilidad en los aviones por medio del desarrollo de las mejores prácticas y tecnologías para la gestión de las flotas más viejas del mundo. En 2013 fueron desmontados 470 aviones, recuperando para el servicio más de 6000 toneladas de componentes, lo cual se valoró en 3200 millones de dólares (Glueckler y Dickstein, 2015).
El Proyecto Ara (2) es una iniciativa de Google que tiene como objetivo desarrollar una plataforma de hardware libre para la creación de teléfonos inteligentes modulares. La plataforma incluirá un marco estructural con módulos a elección del consumidor. El marco será el único componente en un teléfono Ara hecho por Google. Actúa como el interruptor a la red en el dispositivo que une todos los módulos entre sí. Los módulos pueden proporcionar características de un teléfono inteligente común, pero también pueden proporcionar funciones más especializadas, como por ejemplo punteros láser, impresoras de recibos o dispositivos médicos. Este enfoque permitiría a los usuarios cambiar módulos que no funcionen o actualizar módulos individuales a medida que las innovaciones vayan surgiendo, proporcionando ciclos de vida mucho más largos y reduciendo la contaminación producida por basura electrónica. El lanzamiento está previsto para otoño de 2016 (kit para desarrolladores) y 2017 (para usuarios).
Programas de prevención de residuos
La economía circular aparece en la literatura principalmente a través de las tres acciones fundamentales conocidas como los principios de las 3R: Reducir, Reutilizar, Reciclar (Ghisellini et al., 2016).
El principio de reducción se propone minimizar el input de energía primaria, materias primas y residuos, a través de la mejora de la eficiencia en la producción (llamada eco-eficiencia), así como en los procesos de consumo. Ello se consigue introduciendo mejores tecnologías, fabricando productos más compactos y ligeros, simplificando el empaquetado, teniendo electrodomésticos más eficientes o simplificando el estilo de vida, entre otros ejemplos (Ghisellini et al., 2016).
El principio de reutilización se refiere a «cualquier operación mediante la cual productos o componentes que no sean residuos se utilizan de nuevo con la misma finalidad para la que fueron concebidos» (UE, 2008). La reutilización de productos es muy interesante en términos de beneficios ambientales, ya que requiere menos recursos, menos energía y menos trabajo, en comparación con la fabricación de productos nuevos a partir de materiales vírgenes.
El principio de reciclado se refiere a «toda operación de valorización (3), mediante la cual los materiales de residuos son transformados de nuevo en productos, materiales o sustancias, tanto si es con la finalidad original como con cualquier otra finalidad. Incluye la transformación del material orgánico, pero no la valorización energética ni la transformación en materiales que se vayan a usar como combustibles o para operaciones de relleno» (UE, 2008). El reciclado de residuos ofrece la oportunidad de beneficiarse de recursos aún utilizables, y reduce la cantidad de residuos que necesitan ser tratados o vertidos, disminuyendo el correspondiente impacto ambiental.
La Directiva de la UE sobre residuos del año 2008 establece la siguiente jerarquía de residuos que servirá de orden de prioridades en la legislación y la política sobre prevención y gestión de residuos: a) prevención; b) preparación para la reutilización; c) reciclado; d) otro tipo de valorización, por ejemplo, la valorización energética; y e) eliminación. La Directiva establece que los Estados miembros elaborarán programas de prevención de residuos a no más tardar el 12 de diciembre de 2013.
En el artículo 30 de la Directiva se invita a la Agencia Europea del Medio Ambiente a que incluya en su informe anual una revisión de los progresos alcanzados en la realización y aplicación de los programas de prevención de residuos. En EEA (2014) se presenta la revisión correspondiente al año 2013 y en EEA (2015) la correspondiente a 2014. El proceso de revisión cubre los programas de los 28 estados miembros más Islandia, Noruega y Liechtenstein. A finales de 2014 habían sido adoptados 27 programas nacionales y regionales de prevención de residuos en 24 de los 31 países implicados (en el Reino Unido, por ejemplo, hay programas independientes para Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte).
De acuerdo con los informes de la Agencia Europea del Medio Ambiente los programas de prevención de residuos muestran diferencias considerables en detalle, cobertura, objetivos y horizontes temporales (desde 4 años a indefinidos). Casi todos los programas mencionan el objetivo general de desacoplar la generación de residuos del crecimiento económico. En varios de los programas se definen los objetivos de mejorar la eficiencia de los recursos y de los materiales y prevenir el uso de materiales primarios. En los programas de Holanda y Escocia se pone como objetivo explícito el de cambiar hacia una economía circular. En algunos programas se mencionan objetivos como creación de empleo, desarrollo de nuevos modelos de negocio o cambios de comportamiento. En cuanto a las medidas de prevención de residuos, el 39% se refieren a las fases de diseño, producción y distribución; el 40% a las fases de consumo y uso y el 21% al marco general de generación de residuos. En cuanto a instrumentos de política, el 63% de las medidas tienen que ver con el aumento de la información y el conocimiento, el 16% a instrumentos económicos, el 14% a instrumentos regulatorios y el 7% a acuerdos voluntarios.
La generación de residuos en la fase de producción se puede prevenir, por ejemplo, a través de la mejora en la eficiencia de materiales, de la utilización de procesos que generen menor cantidad de residuos o de la innovación en productos y servicios. En la fase de distribución, a través de una buena planificación de suministros y existencias, de estrategias de marketing que reduzcan los residuos (por ejemplo, hay que evitar ofertas del tipo «pague una unidad y llévese dos» que tienden a generar residuos al incentivar la compra de alimentos innecesarios), o utilizando empaquetado menos intensivo en residuos. En la fase de consumo, entre otras posibilidades, a través de la utilización de productos que sean menos intensivos en residuos a los largo de sus ciclos de vida, compartiendo o alquilando productos o reduciendo los niveles de consumo (EEA, 2016).
Un elemento importante en la economía circular es el de aprovechamiento en cascada. Tal como señala Webster (2015), para materiales biológicos, la esencia de creación de valor está en la oportunidad de extraer valor adicional de los productos y materiales haciendo que «vayan en cascada» a través de otras aplicaciones. Por ejemplo si se toma un árbol y se lleva directamente a la caldera o al horno se priva de valor que podría ser aprovechado vía descomposición por etapas a través de usos sucesivos como madera y productos de madera antes de su descomposición y eventual incineración.
Fuente: Emilio Cerdá (Universidad Complutense de Madrid) y Aygun Khalilova (European University, Barcelona)
Economía circular, estrategia y competitividad empresarial